frente al espejo te encuentras sonriéndote a ti mismo, reluciente, pulcro, perfecto. Esperando que la noche llegue y puedas sentarte frente aquella radiante mujer. Vuelves a Sonrier y descubres el destello de tu mirada, sabes que en verdad estás enamorandote, no de ella sino de ti mismo. eres perfecto.
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