... la lluvia caía en los hombros de ella; contemplando como se alejaba.
Caminó en sentido contrario, su mente invadida de tristeza actuó por ella. Sus pies por si solos la condujeron hasta su casa, una hora y media caminando mientras el frío azotaba su rostro congelando a las lágrimas, intentando odiarse a ella misma.
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